Argentina
June 27, 2025
El sorgo es clave en Argentina por su adaptación a condiciones semiáridas y uso eficiente del agua, aunque su rendimiento promedio (4.000-5.000 kg/ha) está lejos del potencial real (8.000-12.000 kg/ha). Elegir híbridos con tecnologías como Sprotect® e Igrowth®, junto con una buena planificación de siembra y fertilización, es clave para cerrar esa brecha.

El sorgo vuelve con fuerza
En los últimos años, el sorgo ha recuperado protagonismo en los planteos productivos gracias a su resiliencia frente al estrés hídrico, su adaptabilidad a diversos ambientes y una mejor ecuación económica frente a cultivos más exigentes.
Además, la llegada de nuevas tecnologías –como híbridos de alto rendimiento, tolerancia a herbicidas específicos y soluciones integradas para el manejo de plagas– ha elevado significativamente su techo productivo. Esto abre una oportunidad concreta para que productores y asesores rediseñen sus estrategias agronómicas y capitalicen el potencial de este cereal.
Cierre de brechas: del potencial al lote
A pesar de las mejoras genéticas y tecnológicas disponibles en el mercado, las brechas de rendimiento en sorgo siguen siendo amplias. Según datos de ensayos regionales, la diferencia entre el rendimiento potencial y el logrado a campo puede superar los 4.000 kg/ha. Este desfasaje responde, en gran parte, a decisiones de manejo que se toman por inercia o falta de información actualizada. La capacidad de rendimiento del sorgo es alta: hoy en día, con híbridos de ciclo corto es posible lograr 10 tons/ha mientras que, con los intermedios a largos y en similares ambientes, es posible obtener hasta 15 tons/ha.
Para alcanzar el rendimiento potencial del sorgo, es crucial elegir híbridos adecuados, tecnológicamente superiores según ambiente y manejar el cultivo de manera eficiente, ajustando la densidad y distancia entre hileras, incluyendo un enfoque renovado en fertilización eficiente, e incorporando tecnologías como Igrowth® para el control de malezas y Sprotect® para el control de plagas. La tecnología Igrowth® (híbridos tolerantes al herbicida imidazolinona) permite un manejo efectivo en pre y post siembra, incluyendo gramíneas difíciles y latifoliadas resistentes, ampliando las herramientas disponibles.
Manejo del ciclo: elegir el híbrido correcto, en el momento adecuado
Elegir el híbrido de sorgo adecuado es crucial para el éxito del cultivo y para obtener la máxima productividad y calidad. Un híbrido bien seleccionado puede mejorar el rendimiento, la tolerancia a plagas y enfermedades y la adaptabilidad a diferentes condiciones.
Una de las decisiones más rentables es ajustar el ciclo del híbrido a la ventana de siembra y al ambiente. En zonas de alto potencial o con buena disponibilidad hídrica, los híbridos largos permiten maximizar la biomasa, el llenado de grano y el rinde final. Pero en ambientes restrictivos, son los materiales de ciclo intermedio o corto los que permiten escapar a los golpes de calor y al estrés hídrico terminal.
La implantación del cultivo de sorgo es una tarea más difícil y delicada si se la compara con la siembra de maíz o soja, por ello, una correcta elección del ciclo del hibrido acorde a la fecha de siembra es clave, ya que estas dos decisiones definen el techo de rendimiento alcanzable.
Las fechas de siembra tempranas permiten potencialidad de rendimiento, que se maximiza en años sin limitaciones hídricas. Las fechas de siembra tardías, en tanto, permiten lograr mayor estabilidad, maximizando los rendimientos en años con limitaciones hídricas. Dada la menor ventana de crecimiento, es recomendable seleccionar híbridos de ciclo corto e intermedio.
Al igual que otros cultivos, el sorgo consume la mayor cantidad de agua (ya sea la acumulada en el perfil del suelo o la proveniente de la lluvia) durante el período de encañazón y floración. Una situación de estrés por falta de agua en esos períodos ocasionará una disminución en los rendimientos. Es obligatorio, entonces, planificar la siembra de manera que la encañazón y la floración coincidan con la ocurrencia de lluvias, es decir con la mejor provisión de agua en las zonas de cultivo.

Además, la fecha de siembra impacta directamente sobre la exposición del cultivo a pulgón amarillo, heladas y competencia de malezas. Por eso, es clave tener en cuenta el historial del lote, el pronóstico climático y el margen de manejo del productor para elegir el momento óptimo de implantación.
Siembra a placa: precisión que se traduce en kilos
El avance de la siembra a placa en sorgo representa un salto en precisión. Frente a la siembra a chorrillo, esta tecnología permite uniformar la distribución de plantas, mejorar el uso del espacio y evitar la competencia intraespecífica, que afecta tanto la eficiencia en el uso del agua como la estabilidad del rendimiento. Es importante seleccionar una placa con el diámetro y profundidad de orificio adecuados al tamaño de la semilla. Se debe evitar el ingreso simultáneo de dos semillas por celda o que una semilla se atasque en el alvéolo.
Densidad de siembra y distancia entre surcos
La densidad de siembra es un factor clave, ya que los cultivos con densidades inferiores o superiores a las recomendadas en condiciones normales pueden tener un menor rendimiento. Por eso, al momento de elegir la densidad de siembra, es importante conocer la altura del híbrido a sembrar y si presenta o no tendencia al macollaje. A mayor altura, la densidad debe disminuir proporcionalmente.
Por otro lado, los cultivares de sorgo disponibles en el mercado presentan una amplia variabilidad en el peso de mil semillas, que van de 25 a 45 gramos. Este valor determina los kilogramos de semillas a sembrar por hectárea. Siembras muy densas producen tallos más finos, panojas más pequeñas y macollos estériles, mientras que siembras demasiado ralas no aprovechan adecuadamente los recursos disponibles y favorecen una mayor incidencia de malezas.
En cuando a la distancia entre surcos, en Argentina las experiencias en lotes de productores indican que un espaciamiento de unos 52 cm es óptimo. En términos generales, cuanto menor sea el rendimiento ambiental, mayor debe ser la distancia entre surcos, y viceversa.

La clave está en lograr una emergencia rápida, pareja y con plantas equidistantes, algo que es posible con semilla calibrada, buena cobertura, adecuada presión en la línea de siembra y una buena estrategia de fertilización.
Estrategias de nutrición: eficiencia con foco en raíces
El sorgo responde muy bien a la nutrición estratégica, especialmente cuando se apunta a densidades ajustadas y materiales de alto potencial. El uso de vivificantes y microgranulados al momento de la siembra mejora notablemente la eficiencia del sistema radicular, aspecto clave para un cultivo que debe explorar el perfil en busca de agua y nutrientes.
Como toda gramínea de verano, el cultivo responde muy bien a la fertilización, maximizando su productividad tanto de biomasa como de grano. Para una fertilización eficiente, es crucial realizar un análisis de suelo para determinar los niveles de nutrientes y la necesidad del cultivo.
Según el informe ReTAA (Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada) del 2023/2024 la dosis promedio de nitrógeno aplicada fue de 26 Kg/Ha, lo que representa un aumenta de solo 7 kg con respecto a la campaña anterior. En cuanto al fósforo, el promedio a nivel nacional aumentó de 5 a 6 Kg/Ha. Otro dato importante que surge de dicho informe: el porcentaje de productores que realizó un análisis de suelo previo a la siembra alcanzó solo un 5% y sigue siendo muy bajo con respecto al resto de los cultivos.

El sorgo requiere cantidades significativas de nitrógeno, especialmente durante la fase de crecimiento vegetativo y antes de la floración. En general, se estima que necesita alrededor de 30 kg/ha de N por tonelada de grano. Se recomienda aplicar una parte del nitrógeno al momento de la siembra y el resto como re-fertilización entre la etapa V4 y V6 (aproximadamente 20-30 días después de la emergencia).
Es fundamental utilizar los datos del análisis de suelo para conocer el nivel de nitratos disponible y estimar el N potencialmente disponible por mineralización de la materia orgánica y luego aplicar una combinación equilibrada de nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes como zinc, calcio y magnesio, considerando la etapa de crecimiento y el rendimiento objetivo. La ubicación de los fertilizantes, especialmente el fósforo, es clave, y se recomienda la aplicación en bandas debajo de la semilla para mejorar su aprovechamiento.
Aplicar desecantes previo a la cosecha
El uso de desecantes permite lograr una cosecha más limpia. Uno de sus principales beneficios es la posibilidad de unificar el estado de madurez de las panojas y cosechar únicamente estas, dejando atrás el material verde que normalmente aumenta el contenido de humedad.
Así se evita que el grano incremente su porcentaje de humedad, un efecto frecuente cuando la cosechadora incorpora material verde como hojas, tallos y macollos retrasados en madurez.
Recomendaciones prácticas para un sorgo de alto rendimiento
En resumen, para capturar el potencial del sorgo en las distintas regiones productivas del país, se recomienda:
- Elegir el híbrido según ambiente y fecha de siembra: En fechas tempranas y zonas de buen perfil, optar por materiales de ciclo intermedio a largo. En ambientes restrictivos o fechas tardías, priorizar ciclos más cortos y estables.
- Nutrir desde el arranque: Integrar vivificantes, microgranulados y enmiendas al tratamiento de semilla para un sistema radicular más robusto. Fraccionar el nitrógeno y ajustar dosis según ambiente y expectativa de rinde.
- Nutrir desde el arranque: Integrar vivificantes, microgranulados y enmiendas al tratamiento de semilla para un sistema radicular más robusto. Fraccionar el nitrógeno y ajustar dosis según ambiente y expectativa de rinde.
- Monitorear el lote constantemente incorporando tecnologías como Sprotect® para el control de pulgón amarillo.
RAGT: genética y tecnología para un sorgo que no se negocia
“En RAGT, creemos que el sorgo debe ser una opción tan rentable, tecnológica y eficiente como cualquier otro cultivo. Por eso, desarrollamos híbridos de alta performance, adaptados a cada zona y respaldados por herramientas que potencian su implantación, sanidad y rendimiento”, afirman desde la empresa.
El TOB 1078 IG es un material granífero de altísimo potencial, que también puede utilizarse con un enfoque doble propósito. Es ideal para producciones de grano seco, grano húmedo o para la elaboración de silajes de alta calidad, gracias a su excelente relación grano-planta. Este híbrido se destaca por su capacidad para maximizar el rendimiento de grano, ofreciendo una opción versátil y de alto valor para los productores.
Por su parte el TOB 1074 IG es un material doble propósito, aproximadamente 30 centímetros más alto que el TOB 1078 IG, especialmente diseñado para la producción de silaje. Combina alta calidad forrajera con un excelente balance entre fibra y energía, lo que lo convierte en una opción ideal para sistemas de alimentación animal. Aunque posee muy buen potencial de grano, su mayor volumen de materia verde lo hace especialmente apto para producciones que priorizan la cantidad y calidad del forraje.
“El sorgo tiene mucho para dar”, aseguran desde la compañía. “En RAGT, trabajamos para que cada lote exprese su máximo potencial”.