Uruguay
February 28, 2017
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Artículo publicado en suplemento Campo de Búsqueda (Nº1907 - 23 DE FEBRERO AL 01 DE MARZO DE 2017)
En octubre de 2016 fue la última vez que se reunió el Gabinete de Bioseguridad del gobierno, encargado de autorizar o no las solicitudes de liberación de eventos genéticamente modificados, dijo a Campo el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, quien preside esa instancia que también integran los ministros de Economía, Industria, Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Salud Pública.
“Pero los equipos técnicos siguen trabajando”, acotó.
Aguerre consideró que “si estuviera parado (ese gabinete) no se hubieran aprobado todos los trasngénicos que se aprobaron antes” y “si estuviera parado no tendríamos empresas eligiendo a Uruguay para producir y exportar semillas en régimen de contraestación a Estados Unidos”, señaló.
Reconoció que hay un evento que “se viene analizando hace más de un año, que viene generando una prolongada discusión y aporte de argumentos de un lado y del otro”. Eso dijo en alusión a la solicitud de la empresa Monsanto para la liberación comercial del evento en maíz denominado MON89034 X MON88017, resistente a ataques de plagas y tolerante al glifosato. Además de ese producto hay otras cinco solicitudes en evaluación vinculadas a la producción y comercialización: cuatro de maíz y una de trigo.
“No pongamos que los transgénicos están parados, acá lo que tenemos son procesos que pueden ser más lentos o más rápidos”, acotó.
En los hechos, pasaron cuatro años y casi cinco meses de las últimas aprobaciones que otorgó el gobierno para la liberación comercial de semillas transgénicas.
Las empresas solicitantes de esas autorizaciones nucleadas en la Cámara Uruguaya de Semillas cuestionaron que el marco regulatorio de Uruguay “no es predecible” y que desde setiembre de 2012 el tiempo de evaluación de los transgénicos se duplicó, en comparación a lo que ocurrió antes de esa fecha (ver Campo 78).
Consultado sobre este tema, Aguerre respondió que los eventos genéticamente modificados que “siguen siendo analizados ahora es porque tienen visiones diferentes” en la interna del gabinete en cuestión.
Dijo que “es obligación de cada Ministerio analizarlos desde sus distintas perspectivas”.
“Desde la producción puedo ver que está bien (que se aprueben), desde el punto de vista de los recursos, Economía puede verlo como que está bien, pero el Ministerio de Salud Pública puede tener algunas dudas, y se está en ese proceso de análisis”, comentó.
Aguerre planteó: “¿Cuál es la lectura que hay que hacer: que un trámite demora mucho o que demora poco? Eso es bueno o malo dependiendo del lado del que se lo mire. Si se lo mira desde la producción o la economía, puede querer un trámite lo más rápido posible, y alguien que lo mira desde lo medioambiental o de la salud, si tiene dudas, lo plantea poniendo énfasis en su competencia”.
“Desde ese momento hasta ahora se aprobaron un montón (de transgénicos) no solo con carácter experimental, sino también comercial”, enfatizó.
Según el ministro de Ganadería, “el fenómeno de los transgénicos, el glifosato, el aumento de la demanda china y el desarrollo de los biocombustibles es un proceso que se hubiera dado independientemente de quién hubiera gobernado en Uruguay”. “Porque se trata de fenómenos globales”, dijo.
En alusión a la polémica entre organizaciones sociales y de productores orgánicos y otros grupos que rechazan el paquete tecnológico que comprende el empleo de semillas transgénicas y el herbicida glifosato, Aguerre señaló que ese “tiene evidentemente una percepción de riesgo por parte de los colectivos y de la sociedad en todas partes del mundo, hasta tal punto que en algunos países, sin tener una base científica aparente, los transgénicos no están permitidos, como en el caso de Europa”.
“No hay ninguna información científica en Europa que diga que los transgénicos provoquen algo, por lo menos los que salen a la fase comercial”, reafirmó.
Reconoció que “la sociedad uruguaya también tiene su percepción”.
En ese marco, el Gabinete de Bioseguridad “tiene que juntar la información científica y si no es concluyente tiene que generar más aporte de información para que la decisión se tome”, dijo.
El titular del MGAP opinó que “el mundo se divide en países que aprueben transgénicos y los que no lo aprueban, Uruguay está dentro de los que los aprueben, los podrá aprobar un poco más rápido o más lento, pero tiene un marco regulatorio para llevar adelante ese proceso”.
Las primeras semillas genéticamente modificadas que fueron liberadas comercialmente en el país fueron la soja RR resistente al glifosato, en 1996, el maíz MON 810, en 2003, y el maíz BT, en 2004, ambos resistentes al ataque de larvas de lepidópteros.