Washington, DC, USA
July 24, 2013

Honey bee landing on a watermelon flower. Honey bee colony losses
were substantially down for the winter of 2011-2012. Photo by Stephen Ausmus.
Honey bees that consume pollen that contains amounts of commonly used fungicides at levels too low to cause the bee's death still may leave them more susceptible to infection by a gut parasite, according to U.S. Department of Agriculture (USDA) and University of Maryland research published today in PLOS ONE.
This research complements other recent USDA research into bees, including a comprehensive scientific report on honey bee health issued in May that found multiple factors play a role in honey bee colony declines, including parasites and disease, genetics, poor nutrition and pesticide exposure. The May report specifically highlighted the need for additional research to determine risks presented by pesticides, along with the need for improved collaboration and information sharing.
Researchers from the university and USDA's Agricultural Research Service (ARS) collected pollen samples from honey bees pollinating apples, watermelons, pumpkins, cucumbers, blueberries or cranberries. The scientists then analyzed the pollen to determine how much fungicide, insecticide, miticide and/or herbicide the bees were exposed to while pollinating each of the six crops.
In many cases, the pollen that bees brought back came primarily from plants other than the targeted crop. Some pollen samples contained very few pesticides, but the average number seen in a pollen sample was nine different pesticides, which could include insecticides, herbicides, miticides and fungicides.
Fungicides were the most frequently found chemical substances in the pollen samples. The most common was the fungicide chlorothalonil, which is widely used on apples and other crops. The most common miticide was fluvalinate, which beekeepers use to control varroa mites. Neonicotinoid insecticides were only found in pollen from bees foraging on apples.
"Honey bees that were fed pollen that contained the fungicide chlorothalonil and was collected at the hive entrance were almost three times more likely to become infected when exposed to the parasite Nosema, compared with control bees," explained study author Jeff Pettis, research leader of the Bee Research Laboratory in Beltsville, Md. The lab is part of ARS, USDA's chief intramural scientific research agency.
The fungicide pyraclostrobin, which was found less frequently in the pollen samples, also increased bees' susceptibility to Nosema infection.
"Our study highlights the need to closely look at fungicides and bee safety, as fungicides currently are considered safe and can be sprayed during the bloom on many crops," said co-author Dennis vanEngelsdorp with the University of Maryland. "We also need to better understand how pesticides are getting into the hive. Clearly it is not just from collecting pollen from the crops that bees are being used to pollinate."
These findings provide new information useful in understanding the myriad of problems affecting honey bees in the United States, including colony collapse disorder, dwindling honey bee colonies, and other health problems in managed bee colonies, Pettis added.
One unexpected finding was that honey bees collected relatively little pollen from blueberry and cranberry plants, which are both crops that originated in the New World. Despite this lack of pollen collection, researchers know that bees do pollinate these plants. Honey bees were brought to North America from Europe along with Old World crops such as almonds and apples, which co-evolved with honey bees as their pollinators.
Abejas expuestas a los fungicidas son más vulnerables al parásito Nosema
Abejas de miel que consumen el polen que contiene niveles subletales de los fungicidas comúnmente usados podrían llegar a ser más propensas a infección por un parásito intestinal, según los resultados de investigaciones realizadas por científicos del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés) y la Universidad de Maryland y publicados hoy en PLOS ONE.
Esta investigación complementa otras investigaciones recientes del USDA relacionadas con las abejas de miel, incluyendo un informe detallado sobre la salud de las abejas de miel. Ese informe, el cual fue hizo público en mayo, describió múltiples factores que tienen un papel en la disminución de las colonias de las abejas de miel, incluyendo parásitos y enfermedades, la genética, la nutrición pobre, y la exposición a los pesticidas. El informe de mayo específicamente destacó la necesidad de realizar más estudios para determinar los riesgos representados por exposición a los pesticidas, juntos con la necesidad de más colaboración científica y más información compartida.
Investigadores de la universidad y del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) recogieron muestras de polen de abejas de miel que polinizaron las manzanas, la sandía, la calabaza, los pepinos, los arándanos y los arándanos rojos. Los científicos analizaron el polen para determinar las cantidades de fungicidas, insecticidas, miticidas y herbicidas a los cuales las abejas fueron expuestas durante su polinización de cada uno de los seis cultivos.
En muchos casos, el polen llevado por las abejas vino principalmente de plantas diferentes del cultivo objetivo. Algunas muestras de polen contuvieron solamente un poco de pesticidas, pero el número medio en una muestra de polen fue nueve diferentes pesticidas, incluyendo los insecticidas, los herbicidas, los miticidas y los fungicidas.
La sustancia química más común en las muestras fue los fungicidas. El fungicida más comúnmente presente fue chlorothalonil, el cual se usa ampliamente en las manzanas y otros cultivos. La miticida más comúnmente presente fue fluvalinate, el cual es usada por los apicultores para control los ácaros varroa. Los insecticidas neonicotinoides se encontraron solamente en el polen de las abejas que polinizaron las manzanas.
"Las abejas de miel que se alimentaron con polen que contuvieron el fungicida chlorothalonil, el cual fue colectado en la entrada de la colmena, tuvieron casi tres veces más probabilidad de infección cuando expuestas al parásito Nosema, comparadas con las abejas que no consumieron ese fungicida", dijo Jeff Pettis, quien es un autor del estudio y es líder del Laboratorio de Investigación de Abejas mantenido por el ARS en Beltsville, Maryland. ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del USDA.
"Nuestro estudio destaca la necesidad de examinar estrechamente la conexión entre fungicidas y la seguridad de las abejas, porque los fungicidas actualmente se consideran como seguros y pueden ser aplicados durante el florecimiento de muchos cultivos", dijo Dennis vanEngelsdorp, quien es otro autor del estudio y es profesor con la Universidad de Maryland. "También necesitamos una mejor comprensión sobre cómo los pesticidas entran en la colmena. Es evidente que esto ocurre no solamente por la colección de polen de los cultivos polinizados por las abejas".
Estos hallazgos proveen nueva información útil en la comprensión de los problemas que afectan las abejas de miel en EE.UU., incluyendo el desorden del colapso de colonias, la disminución de las colonias de abejas de miel, y otros problemas de salud en las colonias manejadas, según Pettis.
Un hallazgo inesperado fue que las abejas de miel recogieron una cantidad relativamente pequeña de polen de las plantas de arándanos y arándanos rojos, las cuales son cultivos que se originaron en el Nuevo Mundo. Además de esta falta de colección de polen, los investigadores saben que las abejas sí polinizan estas plantas. Abejas de miel fueron llevadas a Norteamérica de Europa juntos con los cultivos del Viejo Mundo, tales como almendras y manzanas, las cuales evolucionaron con las abejas de miel como sus polinizadores.